Durante más de treinta años, en el ámbito académico la literatura del testimonio latinoamericano no sólo era referencia para la solidaridad internacional, sino que sirvió para el proceso de reconfiguración del programa de los estudios literarios. Su historia puede dividirse en tres fases: la primera se caracteriza por la lucha por el reconocimiento del testimonio como género literario; la segunda se dirige hacia el estudio de los aspectos inherentes del testimonio; y la tercera como metacrítica.
Este estudio se vincula estrechamente con la segunda y la tercera fase, pues analiza con profundidad el sujeto hablante de Me llamo Rigoberta Menchú y así me nació la conciencia y Si me permiten hablar, con base en las teorías del lingüista Émile Benveniste y del semiólogo Josep Courtés para revelar su característica expresiva en un sistema coherente. Pero no se detiene en el análisis, sino que intenta ampliar su perspectiva, cuenstionando la naturaleza de los subalternos.